Hay en Entre Ríos, desde que comenzó la alerta y lucha contra el fracking, método drástico y contaminante de extraer gas natural de los esquistos, 30 municipios cuyos Concejos Deliberantes declararon a sus ejidos “libres de fractura hidráulica” o fracking. Chajarí sigue esperando, ya que los ediles del oficialismo, se oponen a ello.En el departamento que habitamos, Los Conquistadores, San Jaime de la Frontera, Federación, la Junta de Gobierno de San Pedro, la Junta de Gobierno de San Ramón y Villa del Rosario, decidieron declararse libres de fracking.
En el resto de la provincia, en tanto, se suman Basavilbaso, Bovril, Cerrito, Colón, Colonia Avellaneda, Concepción del Uruguay, Crespo, Diamante, Federal, General Campos, General Ramírez, Ibicuy, La Paz, María Grande, Nogoyá, que además elevó un pedido de legislación provincial antifracking al igual que el municipio de San José, Rosario del Tala, San Salvador, Urdinarrain, Viale, Victoria, Villa Elisa, Villa Mantero y Villaguay.
Los argumentos son claros y, además, están especificados en la Constitución entrerriana, la que en el artículo Nº 85 dice: “Los recursos naturales existentes en el territorio provincial corresponden al dominio originario del Estado entrerriano, que ejerce el control y potestad para su aprovechamiento, preservación, conservación y defensa. Las leyes que establezcan su disposición deben asegurar su uso racional y sustentable y atender las necesidades locales. (...) El agua es un recurso natural, colectivo y esencial para el desarrollo integral de las personas y la perdurabilidad de los ecosistemas. El acceso al agua saludable, potable y su saneamiento es un derecho humano fundamental. Se asegura a todos los habitantes la continua disponibilidad del recurso. (...)”. De manera que queda en evidencia la obligatoriedad y necesidad de proteger nuestro medio de sistemas que atentan contra él. El fracking o fractura hidráulica es uno de esos sistemas perjudiciales.
Es necesario tener en cuenta que la fractura hidráulica es la técnica usada para extraer el gas no convencional, almacenado en pequeños poros o burbujas de rocas impermeables Para llevar a cabo la fractura no es solo necesario perforar ( como el gas convencional) sino que se debe, además, fracturar la roca para que el gas pueda salir.
Cierto es también que todos los antecedentes en el mundo referentes al fracking son negativos, fundamentalmente para el agua que utilizan las poblaciones, para el aire porque la liberación de los gases contribuye al calentamiento del planeta, y desde el punto de vista social, porque se han afectado actividades turísticas, agrícolas y ganaderas que justamente son las que tiene nuestra provincia.
La contaminación que se produce en las napas de agua ya es innegable. Esto es más que importante para la región que habitamos, porque estamos ubicados sobre el Acuífero Guaraní, que es nada menos que el mayor reservorio de agua dulce del planeta, y al cual debemos resguardar.
Días atrás, en un congreso internacional sobre el tema que se realizara en Paraná, entre muchas cosas se puso en evidencia que no hay estudios de impacto ambiental que aseguren de manera absoluta que la utilización del fracking no pueda afectar al acuífero.
Otro tema no menos preocupante es que el uso de la tecnología necesaria en esta metodología, ha provocado movimientos o temblores que se han manifestado como terremotos de hasta escala 4.0 en zonas de exploración. En nuestro suelo es aún más peligroso su uso ya que el basalto es de por si agrietado.
Se pueden agregar más detalles al respecto, aunque seguramente no sea necesario. Más allá que la Constitución nos obligue a preservar un recurso en extremo fundamental como lo es el agua, el sentido común tendría que obligarnos a hacerlo por los que nos suceden, por nuestros hijos, nietos, por la comunidad del futuro. Es terrible colocar a los intereses económicos por encima de la vida.
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