Parafraseando el poema de Hamlet Lima Quintana que recitaban los jóvenes de la década de los 70, desde hoy en más, cada 29 de octubre, vergüenza debiera darnos.
Es que aquella generación, cuyos exponentes hoy ocupan cargos políticos de relevancia y que constituyen el grupo más numeroso de la Cámara de Diputados de la Nación, en la madrugada del 30 de octubre y luego de una extensa sucesión de monólogos que se desarrolló durante toda la tarde y la noche del 29, de modo abrupto y vergonzante, a las 2 de la mañana del 30, dio aprobación al Proyecto de reforma a la Ley de Hidrocarburos.
El espíritu maligno del más decadente menemismo sobrevolaba el recinto y aureolaba las figuras de los diputados del Frente para la Victoria que optaron por votar de un modo confuso y asaz desprolijo (por lo que será necesario volver a ver los videos del momento de votación para cerciorarnos sobre la identidad de los que levantaron la mano al momento de manifestar su voluntad).
Hoy Argentina es otra: ha perdido la capacidad de manejar sus recursos energéticos, ha perdido la oportunidad de iniciar la transformación paulatina de la matriz energética que está exigiendo el cambio climático, ha perdido soberanía, se ha empobrecido de una manera inconcebible.
Pero lo que es más terrible, lo más doloroso para el Pueblo de la Nación Argentina es que se le ha quitado el AGUA DULCE para regalarla a cambio de baratijas en un mercadeo vil.
Agua, vida y producción a cambio de unos negocios espúreos.
Agua dulce, trabajo, riquezas naturales, a cambio de explotación irracional a perpetuidad.
Dinero para pocos a cambio de la entrega de nuestros ríos, de nuestros Pueblos del interior. De sus fuentes de subsistencia, su salud y su trabajo.
Esos jóvenes de los 70 que militaban en el PJ y predicaban la Liberación o Dependencia y recitaban a Hamlet Lima Quintana integrando la Cámara de Diputados de la Nación. Irreconocibles. Arrogantes. Necios. Huídos de su pasado. Transformados en máscaras de lo que fueron. Devenidos herederos de Domingo Felipe Cavallo y de Roberto Dromi. Continuadores de la rapiña corrupta y decadente menemisma que desarticuló el país.
Anoche Argentina esclava, Argentina saqueada, lloraba en silencio. Muchos argentinos, con el corazón acongojado, en una larga vigilia, esperábamos el milagro de la decencia en los Diputados del Frente para la Victoria.
Aguardamos en vano. Ese milagro no se dio.
Triunfó una vez más la concepción amoral del poder, la política y los negocios. Concepción que encarnan los que, pudiendo defender nuestra Nación, prefirieron subastarla.
Por lo tanto, a partir del 29 de octubre de 2014, a los señores diputados del Frente para la Victoria que dieron aprobación al proyecto de reforma a la Ley de Hidrocarburos, bien les cabe el juicio sancionatorio de la historia como "infames traidores a la Patria".
A partir de hoy, cada 29 de octubre vergüenza debiera darnos.
Emma Bargagna
Es que aquella generación, cuyos exponentes hoy ocupan cargos políticos de relevancia y que constituyen el grupo más numeroso de la Cámara de Diputados de la Nación, en la madrugada del 30 de octubre y luego de una extensa sucesión de monólogos que se desarrolló durante toda la tarde y la noche del 29, de modo abrupto y vergonzante, a las 2 de la mañana del 30, dio aprobación al Proyecto de reforma a la Ley de Hidrocarburos.
El espíritu maligno del más decadente menemismo sobrevolaba el recinto y aureolaba las figuras de los diputados del Frente para la Victoria que optaron por votar de un modo confuso y asaz desprolijo (por lo que será necesario volver a ver los videos del momento de votación para cerciorarnos sobre la identidad de los que levantaron la mano al momento de manifestar su voluntad).
Hoy Argentina es otra: ha perdido la capacidad de manejar sus recursos energéticos, ha perdido la oportunidad de iniciar la transformación paulatina de la matriz energética que está exigiendo el cambio climático, ha perdido soberanía, se ha empobrecido de una manera inconcebible.
Pero lo que es más terrible, lo más doloroso para el Pueblo de la Nación Argentina es que se le ha quitado el AGUA DULCE para regalarla a cambio de baratijas en un mercadeo vil.
Agua, vida y producción a cambio de unos negocios espúreos.
Agua dulce, trabajo, riquezas naturales, a cambio de explotación irracional a perpetuidad.
Dinero para pocos a cambio de la entrega de nuestros ríos, de nuestros Pueblos del interior. De sus fuentes de subsistencia, su salud y su trabajo.
Esos jóvenes de los 70 que militaban en el PJ y predicaban la Liberación o Dependencia y recitaban a Hamlet Lima Quintana integrando la Cámara de Diputados de la Nación. Irreconocibles. Arrogantes. Necios. Huídos de su pasado. Transformados en máscaras de lo que fueron. Devenidos herederos de Domingo Felipe Cavallo y de Roberto Dromi. Continuadores de la rapiña corrupta y decadente menemisma que desarticuló el país.
Anoche Argentina esclava, Argentina saqueada, lloraba en silencio. Muchos argentinos, con el corazón acongojado, en una larga vigilia, esperábamos el milagro de la decencia en los Diputados del Frente para la Victoria.
Aguardamos en vano. Ese milagro no se dio.
Triunfó una vez más la concepción amoral del poder, la política y los negocios. Concepción que encarnan los que, pudiendo defender nuestra Nación, prefirieron subastarla.
Por lo tanto, a partir del 29 de octubre de 2014, a los señores diputados del Frente para la Victoria que dieron aprobación al proyecto de reforma a la Ley de Hidrocarburos, bien les cabe el juicio sancionatorio de la historia como "infames traidores a la Patria".
A partir de hoy, cada 29 de octubre vergüenza debiera darnos.
Emma Bargagna
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